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Evolución de los mercados financieros segundo trimestre 2025

11 Julio 2025
Juego formando las palabras USA TARIFFS

Durante el segundo trimestre de 2025, los mercados financieros experimentaron una notable recuperación tras un inicio marcado por elevada volatilidad. El detonante fue el anuncio, a comienzos de abril, de un nuevo paquete de aranceles por parte de Estados Unidos, en el marco de las tensiones comerciales que el mercado bautizó como “Liberation Day”. Esta medida generó una fuerte corrección en los mercados bursátiles —con el S&P 500 cayendo más de un 10 % en sólo dos días— y un repunte en los rendimientos de los bonos del Tesoro, que llegaron a subir hasta 50 puntos básicos. Sin embargo, la moderación posterior del tono político y la apertura de negociaciones ayudaron a calmar el nerviosismo, dando paso a un entorno más favorable para los activos de riesgo durante el resto del trimestre.

A lo largo del trimestre, las tensiones iniciales fueron quedando atrás, impulsadas por una estabilización de las expectativas macroeconómicas y la ausencia de nuevos sobresaltos geopolíticos significativos. Si bien el conflicto en Oriente Medio mantuvo cierta presión sobre los mercados, su impacto directo sobre los precios de los activos fue limitado, y el crudo se movió en un rango relativamente estable, finalizando el trimestre cerca de los 68 dólares por barril. Más relevante para los inversores europeos fue la debilidad del dólar estadounidense que se depreció frente al euro cerca de un 8 % en el trimestre, lo cual penalizó significativamente a sus inversiones denominadas en dólares.

La renta variable ofreció un comportamiento muy positivo en el trimestre, sobre todo a partir de la segunda mitad de abril. En Estados Unidos, el S&P 500 recuperó el terreno perdido y cerró el trimestre con una subida cercana al 11 %, marcando nuevos máximos históricos, mientras que el Nasdaq 100 repuntó más de un 25 % desde los mínimos de abril. En Europa, por el contrario, el avance fue más moderado en términos absolutos, aunque más homogéneo por sectores y valores. El Euro Stoxx 50 subió en torno a un 4–5 % en el trimestre, estrechándose el gap entre el índice americano y el europeo. Así pues, el S&P 500 terminaba el trimestre con una rentabilidad en el año del +5,5% (rentabilidad del -7,2% si tenemos en cuenta la devaluación del dólar), frente a un +8,3% del índice europeo. Dado nuestro sesgo estructural de sobreponderación a renta variable europea, esta evolución ha sido especialmente favorable para nuestras carteras, terminando nuestro plan de renta variable con una rentabilidad positiva del +14,5% en el año, y del +8,2% para nuestro plan mixto.

La evolución de los mercados de renta fija durante el trimestre ha estado marcada por dinámicas diferenciadas entre Estados Unidos y Europa. En el caso europeo, la curva ha mostrado un cierto empinamiento, con caídas en los tramos cortos tras la tercera bajada consecutiva de tipos llevada a cabo por el BCE —que situó la facilidad de depósito en el 2,00 %— y una ligera corrección a la baja en los tipos a largo plazo, tras su fuerte repunte del primer trimestre. Este movimiento refleja una combinación de expectativas de política monetaria más acomodaticia, en un contexto de inflación moderándose de forma gradual, y cierta revisión al alza de las perspectivas de crecimiento a medio plazo, apoyadas por el anuncio de estímulos fiscales en Alemania y por el aumento del gasto en defensa de los países miembros de la Eurozona. Por su parte, en Estados Unidos, la curva mostró un leve aplanamiento: la rentabilidad del bono a 10 años pasó del 4,21 % al 4,34 %, impulsada por las dudas en torno al deterioro fiscal y la sostenibilidad de la deuda, mientras que los tramos cortos se mantuvieron más contenidos ante las expectativas de posibles recortes por parte de la Reserva Federal después de verano, en un contexto de inflación a la baja y señales incipientes de enfriamiento de un mercado laboral muy apoyado en el sector público.

Las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y sus principales socios aún no se han cerrado, y cualquier giro inesperado podría reavivar la volatilidad en los mercados. Asimismo, el entorno fiscal en Estados Unidos sigue siendo un foco de atención, dada la magnitud de su deuda pública y el efecto que ello puede tener sobre la confianza inversora. En este contexto, la duración pierde atractivo y pensamos que, en este entorno en el que tanto EEUU como Alemania y el resto de países de la Eurozona continúan con sus políticas fiscales expansivas, existe riesgo de que las rentabilidades que ofrecen los bonos a largo plazo no compensen el riesgo. Es por ello que mantenemos una visión prudente, con carteras diversificadas, exposición prioritaria a renta variable europea y una presencia controlada en activos de renta fija de alta calidad y duración reducida.

 

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